Pocas cosas unen tanto a los mexicanos como la carne asada. No es solo un platillo: es un ritual. Un pretexto para reunirnos con amigos, familia o vecinos; para celebrar lo cotidiano o lo extraordinario. Encender el carbón es encender la conversación, el relajo y la tradición. Es un momento que vive en la memoria colectiva de millones.
En el norte del país, la carne asada es casi un símbolo de identidad. Cada fin de semana, los patios y terrazas se llenan de humo, risas y buena música. Pero esta costumbre no se limita a una región. En todo México, prender el asador es sinónimo de convivencia. Hay algo en el fuego que despierta lo más humano: compartir.
La evolución del asador mexicano
Como toda gran tradición mexicana, la carne asada ha evolucionado. Hoy no solo se vive en los hogares, sino también en restaurantes especializados, festivales gastronómicos y comunidades organizadas. Ha pasado de ser un evento casual a una industria en crecimiento.
Escuelas de parrilleros, marcas de utensilios, competencias, canales de contenido y emprendimientos familiares giran en torno a las brasas.
En este movimiento, la carne asada también impulsa la economía nacional. De acuerdo con el Consejo Mexicano de la Carne, en 2024 se consumieron más de 2.2 millones de toneladas de carne a nivel nacional, lo que representó un crecimiento del 5.7%.
Los principales estados productores son Veracruz, Jalisco, San Luis Potosí, Durango, Chiapas y Sinaloa, mientras que los destinos de exportación más importantes incluyen Estados Unidos, Japón, Canadá, Hong Kong, Corea del Sur y Costa Rica. Lo cual nos deja ver que el asador mexicano no solo genera tradición, sino también progreso.
La industria detrás del sabor
Detrás de cada reunión, cada corte y cada historia compartida, hay un motor económico que se enciende con el carbón. La carne asada no es solo un ritual: es parte del movimiento económico de México.
Durante el segundo trimestre de 2024, la cría y explotación de animales registró un crecimiento del 19.4%, mientras que la industria de preparación de alimentos alcanzó un PIB de más de $778 mil millones de pesos, con un aumento del 2.32% respecto al trimestre anterior.
Y más allá de los números, lo que realmente impulsa esta tradición es la pasión de su gente. Muchos emprendedores comenzaron cocinando para sus amigos y hoy dirigen proyectos que cruzan fronteras. Marcas que nacieron junto al asador y que hoy representan el orgullo mexicano dentro y fuera del país.
Y como todo lo que crece, la carne asada también ha encontrado su espacio en el mundo digital. Las redes sociales, los canales de YouTube y las comunidades en línea han creado una red inmensa de amantes del asado. Personas que comparten recetas, técnicas, consejos y, sobre todo, historias.
El .MX: una parrilla encendida en Internet
En este contexto, contar con un dominio .MX es dar un paso más en la profesionalización de esa pasión. Es tener una casa digital que representa con orgullo nuestras raíces. Un sitio con dominio .MX no es solo una página web: es una parrilla encendida para todo el país y más allá.
Además de posicionar una marca con identidad mexicana, el .MX genera confianza en la audiencia local. Es un sello que habla de autenticidad, pertenencia y orgullo nacional.
Porque con cada corte que se asa, con cada historia que se comparte y con cada comunidad que se fortalece, México sigue demostrando que el sabor también puede ser una forma de emprender.

