En México, la comunidad es más que un concepto: es una forma de vivir. Está en las reuniones improvisadas, en los proyectos que nacen entre amigos, en las ideas que se comparten sin pedir nada a cambio y en las tradiciones que se convierten en identidad. Aquí, cuando alguien enciende una chispa, siempre hay alguien más listo para avivarla.
Ese mismo espíritu comunitario también define a quienes emprenden en nuestro país. Porque aquí, liderar no es caminar solo, sino invitar a otros a caminar contigo.
La chispa que une: liderazgo hecho en México
El liderazgo mexicano no se construye desde arriba, sino desde el ejemplo. Lo vemos en miles de emprendedores que deciden empezar con lo que tienen, creando soluciones reales para su comunidad. México cuenta con más de 5.5 millones de pymes, responsables del 72% del empleo y más del 50% del PIB, todas impulsadas por personas que entienden que el cambio se genera cuando alguien se atreve a comenzar.
Las motivaciones también hablan del corazón del emprendedor mexicano:
- Encontrar una oportunidad rentable (27.8%)
- Buscar crecimiento personal y profesional (26%)
- Mejorar o crear un producto o servicio (17%)
Pero la verdadera constante es la misma: crear algo que aporte.
Cuando la pasión crea comunidad
La historia de Alejandro Gabriel Gutiérrez Ávila, fundador de la Sociedad Mexicana de Parrilleros (SMP), es el reflejo vivo de cómo una pasión puede convertirse en comunidad. Todo comenzó con algo tan básico y tan poderoso como el fuego. “El fuego inicia cualquier cultura”, dice Alejandro, y en su caso también inició un movimiento.
Cuando quiso competir en un concurso de carne asada, descubrió que no existía nada similar en México. Así que tomó una libreta y escribió lo que necesitaba para organizar su propio evento: mesas, sillas, toldos… y ganas.
Ese primer evento se transformó en la SMP, que hoy cuenta con sucursales en varias ciudades del país y que incluso ha logrado internacionalizarse. Lo que empezó como una competencia local ahora es una red de entusiastas del fuego, la parrilla y la gastronomía mexicana.
Alejandro resume su filosofía en una idea clara: “La comunidad la creamos sin planearlo. La escuchamos, y a partir de ella diseñamos productos y servicios.”
La carne asada: un ritual que conecta
En México, pocas cosas unen tanto como una carne asada. No es solo un platillo: es un ritual donde el fuego, el carbón y la convivencia se convierten en puente entre generaciones. En patios, terrazas o reuniones improvisadas, la carne asada crea ese espacio donde la comunidad se hace tangible: se platica, se comparte, se ríe y se construyen lazos que van más allá del momento.
Lo interesante es que esta tradición también se ha profesionalizado. Escuelas de parrilleros, competencias, marcas y proyectos gastronómicos han surgido alrededor de las brasas, impulsando una industria que crece año con año. El fuego que reúne también genera economía, creatividad y nuevas oportunidades para quienes deciden emprender desde esta pasión tan mexicana.
El .MX: donde viven las comunidades digitales
Si algo aprendió Alejandro es que toda comunidad por grande o pequeña que sea necesita un hogar digital. “Sea lo que sea que vendas, tienes que tener una página web”, afirma.
Ahí es donde cobra sentido el dominio .MX. No es solo una dirección en Internet: es un sello que transmite identidad, pertenencia y confianza al público mexicano. Para la SMP, ha sido la puerta para llevar la cultura del fuego más allá del país, manteniendo siempre su raíz local.
Miles de emprendedores en México están encontrando en lo digital el espacio ideal para conectar, crecer y compartir. Las redes sociales, los foros y los sitios web son ahora las nuevas plazas públicas, donde las ideas viajan, se multiplican y encuentran comunidad.

